Los programas de residencia o ciudadanía por inversiones, también conocidos como ciudadanía económica o a veces denominados programas de “visado dorado”, han ganado popularidad en los últimos años como medio legítimo para que personas y familias con un elevado patrimonio neto adquieran una residencia o ciudadanía alternativa realizando una inversión importante en un país extranjero. Estos programas ofrecen una serie de ventajas, como potenciar las oportunidades personales y empresariales, salvaguardar el patrimonio y mejorar la calidad de vida de los inversores y sus familias.
En esencia, los programas de residencia o ciudadanía por inversiones permiten a las personas adquirir un nuevo lugar al que llamar hogar, ya sea una segunda residencia o un segundo pasaporte. Permite a los inversores establecer una presencia legal y física en un país extranjero, lo que puede ser muy beneficioso por diversas razones personales y profesionales, como el acceso a sistemas sanitarios y educativos superiores, la estabilidad política y social, y una mayor libertad para viajar.
Una ventaja clave de estos programas es el aumento de las oportunidades de negocio que aportan. Obtener la residencia o la ciudadanía en un país concreto concede a los inversores acceso a los mercados locales, lo que facilita la creación o la expansión de empresas a escala mundial. Permite a los empresarios acceder a nuevos mercados, forjar asociaciones estratégicas y explorar oportunidades de inversión que antes eran inaccesibles. Además, la residencia o la ciudadanía por inversiones puede proporcionar un nivel de credibilidad y prestigio, mejorando la reputación del inversor y permitiéndole establecer valiosas conexiones en el país elegido.
Otra ventaja importante de los programas de residencia o ciudadanía por inversiones es la posibilidad de diversificar los activos y salvaguardar el patrimonio. Al poseer una segunda residencia o ciudadanía, los inversores obtienen un valioso activo extranjero que puede actuar como cobertura frente a las incertidumbres económicas, políticas o sociales de su país de origen. Esta diversificación aporta tranquilidad, garantizando que la riqueza y el sustento de cada uno no dependan únicamente de la fortuna de una sola nación.
Además, los programas de residencia o ciudadanía por inversiones ofrecen a los inversores y a sus familias la oportunidad de experimentar una mejor calidad de vida. Al trasladarse o adquirir un segundo pasaporte, las familias pueden beneficiarse de oportunidades sanitarias, educativas y de estilo de vida de primera clase. Pueden acceder a instituciones educativas de primer nivel para sus hijos, participar en vibrantes escenas culturales y disfrutar de un nivel de vida más alto. La sensación de seguridad, estabilidad y libertad personal que proporcionan estos programas no tiene parangón, ofreciendo a los inversores y a sus familias la oportunidad de disfrutar de lo mejor que el mundo puede ofrecer.
Nuestro equipo y nuestros socios tienen una amplia experiencia con los programas EB-5 y “Golden VISA”. En virtud del programa EB-5, los inversores extranjeros que realizan una inversión significativa en una nueva empresa comercial que crea puestos de trabajo para trabajadores estadounidenses pueden obtener el estatus de residente condicional, que con el tiempo conduce a la tarjeta verde. Por lo general, la inversión debe ser de al menos 1,8 millones de dólares o 900.000 dólares si la inversión se realiza en una zona objetivo de empleo (TEA) con un alto nivel de desempleo.
El objetivo principal del programa EB-5 es estimular el crecimiento económico atrayendo inversiones de capital extranjero y creando oportunidades de empleo. Una vez cumplidas las condiciones, el inversor y los miembros de su familia pueden obtener la residencia permanente en Estados Unidos.
Aunque no se denomina “visado de oro”, el programa EB-5 comparte objetivos similares con los programas de visado de oro de otros países, que pretenden atraer inversiones extranjeras y ofrecer la residencia o la ciudadanía por la vía rápida a los inversores. A medida que más países reconocen el valor que la residencia o la ciudadanía por inversiones aportan a sus economías, el número de programas que se ofrecen sigue creciendo. Desde el Caribe hasta Europa, Asia y el Pacífico, los inversores tienen una plétora de opciones entre las que elegir. Sin embargo, navegar por las complejidades de estos programas puede ser todo un reto, por lo que es esencial buscar orientación experta para garantizar el cumplimiento de la normativa y maximizar las ventajas y posibilidades que ofrecen los programas de residencia o ciudadanía por inversiones.
 
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